Informe de Investigación
Radiografía de los jóvenes estudiantes
Instituto de Ciencias Sociales
Fundación UADE
1. Introducción
El Instituto de Ciencias Sociales de Fundación UADE realizó una investigación de carácter exploratorio con el objetivo de realizar una radiografía de la juventud, relevando información acerca de los intereses y preocupaciones principales de los jóvenes, sus proyectos a corto y a largo plazo.
La investigación abarcó jóvenes estudiantes universitarios y terciarios entre 20 y 30 años del Ámbito Metropolitano de Buenos Aires (Argentina).
Diversos estudios de Estados Unidos y Europa señalan a la generación de los millenials (nacidos a partir de los años ´80 y hasta finales del milenio) como personas centradas en sí mismas, con menos rasgos de solidaridad que los baby-boomers (generación de los años 50, sus padres). La característica de la Posmodernidad es el desencanto; el consumo es individual, es decir que las prácticas sociales en la actualidad apuntan a conductas egoístas; mientras que en la Modernidad la apuesta era el progreso, como efecto de los avances científicos, y la utopía de un mundo mejor. Así, la sociedad posmoderna genera ideales de libertad asociados a actitudes individualistas, lo que tiende a generar una predisposición cada vez más egoísta en la población.
Considerando que los jóvenes de la actual generación estarían preocupados por su propio desarrollo individual, pareciera que no tienen motivaciones solidarias respecto tanto de sus redes íntimas (familia y/o amigos) como de las redes sociales más amplias.
2. Principales resultados
Se detectó que dentro de las mayores preocupaciones de los jóvenes está el estudio (68%) porque es lo que puede brindarles mayores posibilidades en el mercado laboral, siendo el trabajo la segunda fuente de preocupación (58%) como medio para lograr un bienestar económico que les permita una independencia económica y obtener bienes de consumo.
Sin embargo, respecto al trabajo, el 66% prefiere ser jefe o tener un trabajo autónomo para no depender de nadie. Aquí el foco no estaría tanto en el desarrollo y crecimiento personal, sino más bien en una visión de carácter individualista donde se privilegia “no depender de nadie” y “hacer las cosas como uno cree que deben ser hechas”.
Esta afirmación también se sustenta en la visión que tienen acerca del cumplimiento de las normas. Sólo el 11% de los encuestados dicen entender el sentido de las normas; los demás expresan que es difícil cumplirlas. Como ejemplo de esto un entrevistado comenta: “Si venís por la noche por una zona insegura, cruzás con el semáforo en rojo. Sabés que está mal, pero estás resguardando tu vida de la inseguridad”. Las contingencias y los riesgos que surgen en la vida cotidiana no pueden ser enfrentadas con las normas, valores y rutinas que fueron heredadas de las generaciones anteriores. Las instituciones que en la Modernidad se encargaban de brindar un orden y una promesa de garantías para la supervivencia social de los hombres, hoy aparecen siendo no fiables. Un joven dice: “Siempre hay en cada uno principios que hacen que tengamos que hacer excepciones”.
Dentro de sus intereses principales se halla la amistad. El tiempo libre lo dedican para compartir con amigos en un 64%. Prefieren los encuentros presenciales a los virtuales, lo que denota un intercambio afectivo entre pares. También plantean la importancia de la familia de origen como sostén tanto afectivo como económico cuando se les presentan dificultades en su quehacer. Esto reafirma una investigación previa realizada en Fundación UADE sobre la adolescencia tardía, donde se concluyó que los jóvenes continuaban su dependencia con las figuras parentales a pesar de ser autónomos en sus decisiones. Los padres no son modelos a seguir (ya que la posmodernidad tiene como ideal la juventud), pero siguen siendo figuras de apego y continencia, retardando así el tránsito hacia la adultez.
Resultó difícil que los jóvenes pudieran imaginar un futuro a largo plazo. Sólo pudieron responder a un proyecto a cinco años, donde priorizan el terminar su carrera, lograr un buen empleo, irse a vivir solos y viajar para conocer otras culturas y formas de vida - tal vez mejores que las que ellos viven. Esta dificultad para proyectar el futuro se debe no solo a la cultura de la inmediatez, producto de la sociedad de consumo, sino al malestar sobrante que plantean algunos autores como vivencia de la sociedad posmoderna. No existe la posibilidad de pensar un proyecto a largo plazo si no se cree en la esperanza de un futuro mejor.
A partir de esto, se consideran las tendencias individualistas de esta juventud como una técnica defensiva de supervivencia. El joven tiene que centrarse en su propio desarrollo, tener conductas proactivas para pertenecer a la sociedad de consumo en la que está inmerso. Su vida y sus preocupaciones tienen el eje puesto en procurarse su propio bienestar ya que transitan un mundo incierto, colmado de exigencias para poder lograr una posición independiente, única posibilidad de afianzar un estado adulto.
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