lunes, 2 de febrero de 2015

Correo / Calle Nicolás Jorge

De mi consideración;

Me permito adjuntar una carta de lector que denuncia el estado de la calle Nicolás Jorge de Valeria del Mar y solicito su publicación.
Quedando agradecido saludo atte.

La Metamorfosis de la Calle Jorge
Gracias a la eficiente planificación y abnegada administración por parte del Departamento de Obras Publicas de la Municipalidad de Pinamar, la calle Nicolás Jorge en Valeria del Mar sufre una paulatina metamorfosis hacia un “waadi”.  Un Waadi se denomina en África a un río o cauce de agua que solamente en periodos de lluvia lleva agua de escurrimiento. Luego se seca. Este fenómeno de periocidad hídrica acompaña un proceso natural de erosión. En el caso de África los “Waadi”  constituyen además una fuente, por lo menos temporal, de recursos hídricos sub-superficiales, cosa que en caso de la calle Jorge no es precisamente el caso. Aquí constituye un vertedero de detritos.
La calle Jorge se extiende en su parte occidental desde la calle Espora hasta la calle Azopardo por unos 300 metros. Tanto Espora como Azopardo son calles asfaltadas, mientras la calle Jorge es de tierra (arena y arcilla). Dada la general pendiente pronunciada en dirección hacia a calle Azopardo, tanto de Espora como de Jorge, el drenaje pluvial superficial es en este sentido. Cuando ocurre una lluvia medianamente fuerte, toda el agua proveniente de la cuenca, que abarca parte de las adyacencias de las calles Seaver y Espora (lado sur) desde la rotonda sobre Bathurst, drena a la calle Jorge con una diferencia altimétrica de unos 7 metros y la convierte en un canal activo. El fluido que ingresa a Jorge tiene una importante sinergia lo cual provoca indefectiblemente un proceso agresivo de erosión sobre la arena y base de arcilla provocando cárcavas crecientes a medida que desemboca sobre Azopardo. Siendo este punto el más bajo, decanta allí  el material arrastrado.
Y como ya sabemos y conocemos la sobresaliente inteligencia de nuestros funcionarios, siempre se improvisa en las correcciones de los efectos en vez de evaluar las causas. La absurda costumbre instalada en el ámbito municipal es retirar periódicamente esta arena y arcilla acumulada sobre el asfalto de Azopardo.  Observando el entorno, sobre todo los laterales de la calle, puedo exclamar: “se están llevando la calle Jorge”. Personalmente la conozco desde unos 8 años y veo su progresiva transformación en un canal. De manera que realicé un cálculo estimativo de que volumen de retiro anual implica esta tontería. Residentes desde “siempre” la conocen hace más de 30 años. En los años que yo conozco la calle se han realizados varios intentos de rellenar las pérdidas acumulados. Aún así el nivel medio de la huella transitada se redujo en más de 50 cm. Implica un retiro neto de por lo menos 500 m3 en toda su extensión, o sea unos 80m3 por año. Cada año se profundiza el “canal” en unos 5-10 cm. Por supuesto como construcción de un canal aliviador es un costo muy bajo a nivel de administración municipal. El problema y costo permanente lo tienen que enfrentar los frentistas los que pagan sus impuestos y mantienen funcionarios superfluos. No soy urbanista pero quizás conviene hacer saber a los “profesionales” responsables de Obras Publicas de Pinamar que toda planificación y administración de una urbanización debería tener como base un esquema de drenaje pluvial incorporado como elemento referente para un vinculante Código de Ordenamiento Urbano (COU). Lo que tenemos es un mamarracho y efectivamente no vinculante, por pura desidia.
argutzbahm@hotmail.com

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