Suena música, abrimos la puerta, ingresamos a una nueva escuela. Mónica Rojas, la profesora, hace marcaciones “sostengan el plié que es fundamental”. Las bailarinas se mueven de un lado a otro, se entremezclan “pirouettes, pass de bourée, primera, segunda, tercera... bienvenidos a Danzas Clásicas".
Estefanía, victoria, Luna, verónica, estaban en clase. Todas mostraban un gran estilo y no lo perdían en el intento de aplicar correcciones. La formación se completaba con Camila, a quien la panza de embarazada no le impedía lograr la perfecta elongación de su arabesque, y Tani, que de inmediato se ganó nuestra atención por la inmensa sonrisa que desplegaba ante el fallido de una pirueta.
Estefanía, victoria, Luna, verónica, estaban en clase. Todas mostraban un gran estilo y no lo perdían en el intento de aplicar correcciones. La formación se completaba con Camila, a quien la panza de embarazada no le impedía lograr la perfecta elongación de su arabesque, y Tani, que de inmediato se ganó nuestra atención por la inmensa sonrisa que desplegaba ante el fallido de una pirueta.
Cami dará a luz a León en los próximos días. Realmente generaba placer observar la armonía de sus movimientos. Lejos de los saltos, ella y su bebé, conectaban con los ejercicios de estiramiento y el disfrute del baile.
El escenario- siempre delator- nos reveló que “Tani” cuenta con gran experiencia como bailarina. Su acento nos llevó preguntarle la nacionalidad. La sorpresa llegó con la respuesta, es de Nueva York. Nos cuenta que siempre quiso conocer Sudamérica.
Es muy simpático escuchar su vocabulario argento con acento anglosajón americano “Mi sueño era conocer más allá de los límites de Estados Unidos, hay que abrir la mente y para ello yo necesitaba salir. Nunca me creí que los americanos seamos mejores o con realidades perfectas como muestran las películas. Tenemos corrupción, racismo etc” . Reflexiona “igual creo que ante esas situaciones no hay que odiar, hay que seguir amando e intentar cambiar la realidad”.
Se cumple el horario, las chicas se fueron a cambiar y nos quedamos con Mónica quien nos habló del hermoso trabajo que realiza con las bailarinas. Las más pequeñas tienen 4 años, la mayor 37, a todas las invita a expresarse “a mis alumnas les enseño técnica, pero después tienen que volar, ser creativas. La danza tiene mucho de conectar y dejarse llevar. Si bailando siempre esperas que te digan lo que tenés que hacer, también te va a ocurrir en la vida misma”.
“Creo que la importancia de escuelas abiertas es que inviten a sus alumnos a sacar afuera esa esencia artística que vienen a desarrollar. A mi cada año, cuando hacemos la puesta en escena de fin de año, me queda la satisfacción de haber presentado un show en el que todas damos lo mejor, y eso se refleja en el escenario. Creo que las escuelas municipales son formadoras de vocación.”
“Creo que la importancia de escuelas abiertas es que inviten a sus alumnos a sacar afuera esa esencia artística que vienen a desarrollar. A mi cada año, cuando hacemos la puesta en escena de fin de año, me queda la satisfacción de haber presentado un show en el que todas damos lo mejor, y eso se refleja en el escenario. Creo que las escuelas municipales son formadoras de vocación.”
Mónica ama bailar, lo demuestra en la pasión con la que enseña. Estaba lesionada en uno de sus pies, pero marcaba el paso con precisión y elegancia. Nos contó que de chiquita sufría de bronquios y uno de sus médicos de cabecera le cambió la vida recomendándole la práctica de ejercicios aeróbicos. De ahí saltó a la barra y de inmediato comenzó a desarrollar su vínculo con esta danza que, además de mantenerla sana físicamente, le acarició el alma toda la vida.
Las palabras se vuelven escasas para definir esa conexión, esa pulsión, que se vuelve patrimonio exclusivo de los artistas, pero cada vez que abrimos la puerta de una escuela municipal, sentimos que en ellas encontramos el argumento que nos posibilita estar más cerca de eso que no se puede explicar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario