A veces suceden hechos inesperados, esos que en primera instancia paralizan. Hay tantas formas de resolver las cuestiones como personas en este mundo. Pero en líneas generales hay dos caminos por los que transitar las decisiones. Uno sufrir la historia como un problema. Dos, tomar la circunstancia como una oportunidad. Este fue el camino elegido por Sheila Acosta Anzalone.
Llegó a Pinamar en 1976, cuando tenía seis años. Con el correr de los años se transformó en docente. Luego un episodio- que aún espera resolución - la apartó temporalmente de la dirección del colegio que tenía a su cargo. Fue un cimbronazo, en aquel entonces, pero después del shock inicial recordó que la rutina y falta de tiempo habían adormecido la escritora que llevaba dentro.
En la actualidad ya publicó 5 libros: “Mujeres en la sombra”; “Los Zapatos tan rotos y el espíritu tan sano”; “Al viento le gustan los colores”; “Sin bidé no hay paraíso”
“Algo huele mal en Matapampa”.
“Algo huele mal en Matapampa”.
En 2014 ganó el concurso internacional “homenaje a Antonio Machado” del que participaron 1035 escritores hispanoamericanos. El premio fue – nada más y nada menos- que escribir el prólogo de la antología dedicada al gran poeta, que fuera publicada en España por la editorial ArtGerust. Para Sheila prologar esa obra y que se haya incluido su poema “Añoranza de tus versos” fue “tocar el cielo con las manos”.
Un año más tarde la vida le pondría una nueva prueba. Luego de participar de un concurso organizado por la Cámara de Comercio Española fue invitada al coctel de premiación. Era diciembre de 2015, no tenía el dinero para viajar, tampoco se quería perder la oportunidad. Sólo había recibido ayuda para completar un pasaje. El de ida decidió hacerlo a dedo.
El primer tramo fue hasta Madariaga, luego a Dolores, después Castelli hasta Lezama. Allí viajó en camión hasta Retiro, llegó a la casa de una amiga docente y dejando atrás el arduo trajín del viaje, se vistió de fiesta y llegó al Coctel.
Sheila nos relata la hazaña y dice “no había ganado ese certamen, pero no me quería perder el momento, por eso me aventuré y logré llegar. La vida me recompensó. En la velada conocí a María Kodama, con quien pude dialogar, y también intercambié palabras de admiración hacia Antonio Machado con el Embajador de España, Estanislao de Grandes Pascual quien me pidió le haga llegar una copia de la antología que les conté”.
“Tiempo después (enero de 2016) ya en Pinamar me puse en contacto con el Director de Cultura, Eduardo Isach, y a través de él gestionamos el envío. Hace pocos días recibí la respuesta del Embajador y no solamente me llena de orgullo, hace que me sienta con más fuerzas para seguir en este camino. A veces hay obstáculos, es cierto, pero es regla que hay que traspasarlos”.
Amante de las letras, amiga de los cuentos y poemas, Sheila nos enseñó que a veces el camino se pone difícil, pero hay que animarse a transitarlo porque las recompensas no tardan en llegar.
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