Las pequeñas historias de laburantes que día a día salen a pelearla nos llenan el alma. Trabajadores, emprendedores que aman lo que hacen y enaltecen Pinamar con su buena onda y sacrificio.
Es el caso de Rubén Alberto Márquez, nacido en Madariaga en 1959, vecino de Pinamar, quien hace más de 30 años oficia de taxista. Toda una vida, toda una historia.
“Empecé a trabajar como taxista antes de mis 18 años... tengo que admitirlo”, comenta Rubén entre risas, “No fue mi primer trabajo, desde muy chiquito tuve que salir a trabajar hasta que mi padre me dejó su Taxi. Justo estaba volviendo del servicio militar en donde fui Granadero y me hice cargo de ese trabajo”.
Rubén recuerda con orgullo que cuando él comenzó en esta tarea los taxis no eran como los de ahora, todo un signo de los tiempos que corrían cuando él empezó a moverse en el particular mundo de los taxistas: “En ese momento los taxis eran carritos, con caballos, sacábamos a pasear a la gente en caballo. Había una época en que había muchos carritos. Íbamos a las direcciones por los nombres del chalet o la casa. Todo se manejaba así y era muy diferente”.
“Recuerdo cuando pusieron el asfalto en Bunge y Shaw y fue todo un cambio”, dice Rubén con un dejo de melancolía que aun le permite enfatizar que “siempre amé lo que hago, me gusta mucho lo que hago”.
Cuando se le pregunta por las cosas positivas y negativas de su trabajo, Rubén apela a la sinceridad para contarnos que a veces considera que las largas jornadas son“un sacrificio” y continúa diciendo: “Pero hay que salir a la calle siempre. Es un servicio público y no podemos dejar de trabajar nunca. Yo al menos tengo que salir 12 horas por día”.
En el aspecto positivo, Rubén disfruta la cercanía con los vecinos de todo Pinamar: “Hay mucha gente que me conoce mucho, que me pide viajes, que me eligió y siempre me tiene presente. Cuando puedo ayudo, nosotros en muchos casos brindamos un servicio social, la gente sabe qué estamos siempre en la calle”.
“Nosotros vivimos del Turista pero tenemos que atender bien a todo el mundo, sea de dinero o sea un obrero. Lamentablemente, tantos años de desidia nos llevaron a que Pinamar esté un poco caído pero todos tenemos que cambiar y colaborar para salir adelante. Si no colaboramos entre todos no vamos a poder salir adelante”, concluye Rubén, casi suplicando a toda la comunidad un esfuerzo colectivo.
Es el caso de Rubén Alberto Márquez, nacido en Madariaga en 1959, vecino de Pinamar, quien hace más de 30 años oficia de taxista. Toda una vida, toda una historia.
“Empecé a trabajar como taxista antes de mis 18 años... tengo que admitirlo”, comenta Rubén entre risas, “No fue mi primer trabajo, desde muy chiquito tuve que salir a trabajar hasta que mi padre me dejó su Taxi. Justo estaba volviendo del servicio militar en donde fui Granadero y me hice cargo de ese trabajo”.
Rubén recuerda con orgullo que cuando él comenzó en esta tarea los taxis no eran como los de ahora, todo un signo de los tiempos que corrían cuando él empezó a moverse en el particular mundo de los taxistas: “En ese momento los taxis eran carritos, con caballos, sacábamos a pasear a la gente en caballo. Había una época en que había muchos carritos. Íbamos a las direcciones por los nombres del chalet o la casa. Todo se manejaba así y era muy diferente”.
“Recuerdo cuando pusieron el asfalto en Bunge y Shaw y fue todo un cambio”, dice Rubén con un dejo de melancolía que aun le permite enfatizar que “siempre amé lo que hago, me gusta mucho lo que hago”.
Cuando se le pregunta por las cosas positivas y negativas de su trabajo, Rubén apela a la sinceridad para contarnos que a veces considera que las largas jornadas son“un sacrificio” y continúa diciendo: “Pero hay que salir a la calle siempre. Es un servicio público y no podemos dejar de trabajar nunca. Yo al menos tengo que salir 12 horas por día”.
En el aspecto positivo, Rubén disfruta la cercanía con los vecinos de todo Pinamar: “Hay mucha gente que me conoce mucho, que me pide viajes, que me eligió y siempre me tiene presente. Cuando puedo ayudo, nosotros en muchos casos brindamos un servicio social, la gente sabe qué estamos siempre en la calle”.
“Nosotros vivimos del Turista pero tenemos que atender bien a todo el mundo, sea de dinero o sea un obrero. Lamentablemente, tantos años de desidia nos llevaron a que Pinamar esté un poco caído pero todos tenemos que cambiar y colaborar para salir adelante. Si no colaboramos entre todos no vamos a poder salir adelante”, concluye Rubén, casi suplicando a toda la comunidad un esfuerzo colectivo.
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