miércoles, 31 de agosto de 2016

Historias / Carlos Cerizola

Carlos Cerizola: un jurado de lujo
Carlos Cerizola es docente de la Dirección de Cultura desde hace 23 años. Este 2 y 3 de setiembre integrará el jurado del Concurso Internacional de Ópera, organizado por la Compañía Lírica Italiana ONLUS y la Associazione Amici Della Música, con sede en Alcamo.
Nos recibió en el aula de la Vieja Terminal, donde con su grupo “avanzado” disfruta, vive y comparte música. En ese momento era el turno de Mateo al piano. Tras las marcaciones de “Carlitos” el joven lejos de volver a ejecutar el pasaje melódico con presión, lo hizo con libertad, eso nos marcó el clima y la buena energía de la clase.
Luego “el profe” nos dedicó unos minutos para contarnos “estoy feliz por el Concurso de ópera” y aclaró “lo que me genera felicidad no es que me hayan convocado (me honra por supuesto), pero lo más importante es que Pinamar ingrese al circuito de instancias en donde nuestros artistas se puedan medir y competir en el alto nivel, y eso está sucediendo en la música -y otras disciplinas artísticas- con la gestión de Eduardo Isach".
Carlos llegó a nuestra ciudad con 24 años, en aquel entonces, luego de vivir en Dinamarca volvió a Argentina con la idea de vivir en un lugar encantado:Pinamar. El piano llegó a su vida a muy temprana edad “no puedo explicar por qué elegí este instrumento, es como cuando te enamoras, podes describir sensaciones, pero no mucho más. Lo que sí te puedo asegurar es que el piano me sedujo desde el primer momento” reconoció.
Querido y respetado como músico y profesor, es dueño de la humildad que caracteriza a quienes combinan talento con trabajo. Se formó en el Conservatorio de Morón y aunque eligió nuestra ciudad para vivir siempre viajó porque cree en la capacitación constante, esa misma que le inculcó siempre a sus alumnos.
Con orgullo nos contó que a lo largo de la historia, los talleres antes, “escuelas abiertas” ahora, siempre fueron un semillero. En mi caso fui docente de Juan Martín Bruni y José Pérez, dos chicos que tocan “increíble”. Ellos salieron de acá, después siguieron su formación académica.
Se emocionó al contarnos “si hay algo que me conmueve es que de vez en cuando José Pérez, ese niño que venía de chiquito a la Vieja Casa de la Cultura, hoy me da clases magistrales. Esos son los hechos que te llenan de la felicidad. Para mí la felicidad la creas con tus hechos y decisiones y esto que les acabo de contar me da la pauta de que no voy nada mal” reflexionó. Sonrió y siguió hablando de “la mitad del vaso lleno”, esa que siempre decide ver, esa que nos reveló a un hombre orgulloso de ser docente, de compartir sus conocimientos y de poder hacer cada día lo que más le gusta: música.


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